Seminário

El pensamiento de Rodolfo Kusch, estar siendo en América Latina: “un pensamiento que conlleva la esperanza de otro horizonte humano”

José Alejandro Tasat (Universidad Nacional de Tres de Febrero/UNTREF)

5 de fevereiro de 2013, 17h00 - 19h00

Sala 1, CES-Coimbra

Resumo

El pensador argentino Rodolfo Kusch realiza aportes considerables, en torno de cuestiones como la cultura, el sujeto cultural, el suelo, el símbolo, la vida, el saber, el pensar, la política, el pueblo, en el estar siendo en América Latina. A lo largo de su camino del pensar, Kusch señala la necesidad de re-encontrar el sujeto latinoamericano, es decir, a ese “hombre total”, que ha sido des-doblado y des-constituido desde la-s colonia-s. En tanto se ha dispuesto e instalado el “aparecer” de uno de los posibles modos de ser: el pulcro, ese que se estanca, se etiqueta, se afirma, se define, se clasifica, “es alguien”.

Pues, en esta búsqueda del hombre total, Kusch considera que los opuestos no se superan o eliminan, si no que con-viven, en la contradicción del cosmos y el caos, que siempre está ahí. Pero que, a través de la mediación-integración (constitución del sujeto latinoamericano) es posible la instalación de mundo, de hombre, de sentido, que puede ser traducido como cultura propia, en tanto común (americana, de-colonial).


Dimensión Filosófica de Kusch
Creemos que existen las causas, el porqué en nuestra forma de pensar, es extraño que no existan, solo sabemos ver efecto o consecuencia de una causa, todo pensamiento que no dependa del proceso de validación, no entra en nuestra lógica occidental. Siempre pensé que lo opuesto estaba en la vereda de enfrente, que no se unía. Me enseñaron en la escuela primaria, si era verdadero no era falso, después en la secundaria, se complejizó, por la contradicción de las cosas, las situaciones y lo humano. Ya en la universidad, la vida se había alejado de las aulas y solo valían las categorías que nos relacionaban a quienes integrábamos esa comunidad: afirmación, negación o negación de la negación, para una nueva certeza. En el posgrado apareció la sorpresa de la intuición que venía sospechando, me acercaron al pensamiento de Rodolfo Kusch en el que descubrí que lo opuesto es dinámico, todos somos luminosos y nos sostenemos en nuestras sombras a la vez; como en América Profunda, donde lo opuesto puede ser/estar y no ser/estar al mismo tiempo, por el principio del tercero excluido, principio que occidente abdicó para su acumulación y posesión de las cosas, los hombres y las reglas.

Nos enseñan las cosas como producto después de la lucha, cristalizadas, sin movimiento, nos hacen perder la dimensión del mismo, del devenir, apelan a la epistemología de la certeza, sin duda y no cambiante, configurando una estabilidad de un sistema hegemónico; donde el antagonismo no se tiene en cuenta, donde parece que todos somos iguales y todos podemos progresar, sin considerar que somos diferentes y el que mueve la historia es el conflicto, reflejado en lo implícito de las cosas y las palabras, armados en los discursos y en los imaginarios sociales.

Esto trae Rodolfo Kusch, la búsqueda de los supuestos axiológicos en el fondo del pensamiento hegemónico occidental, para ser alguien, con lo profundo del relato de creencias americanas, en los pueblos andinos, que simbolizan la vida, para el mero estar, para ser parte de la cosmología, en comunidad. Mientras occidente lo que más teme es la pérdida de sentido de la acción, por eso se refugia en el proceso de validación. El pensamiento americano se sostiene en el principio irreductible de la evidencia. Dos relatos de sostenimiento axiológico que no son opuestos, conviven en un tiempo y espacio, en un territorio que conlleva la esperanza de otro horizonte humano, superpuestos, entre la tierra y el cielo, entre lo divino y lo profano. Donde juega la pulcritud, el hedor, la ira, la fe, la astucia del vivir o la razón universal a los lazos del vivir.

No hay historia sin imperio, no hay historia sin posicionamiento colectivo, y nuestra posición es americana, con los lazos implícitos, que nos deja la colonialidad en la cultura, la economía y la política. Es desde donde partimos, donde estamos parados; esto aportó Kusch: el sentido, ya no la causa del pensamiento americano, que está en la ciudad, en el campo, en el pueblo andino, en la vida. Kusch, aporta, desde América, la filosofía del Posicionamiento Colectivo, anclados en los supuestos que nos rodean, más cercanos a nuestra vida, para cuestionar lo obvio, para ampliar los horizontes de lo fagocitado que nos inhibe generar otro relato, otra acción, sin alteridad vanguardista, pero en comunidad.

Lo profundo de trabajar a Rodolfo Kusch no es por lo que hizo, sino por lo que se puede generar desde su umbral aportado al pensamiento americano, una metodología que cambió la contemplación por la escucha, donde la palabra del otro recobra sentido en lo colectivo, cuestionando, interpelando al mundus académico y vislumbrando sentido en la sabiduría para el mero estar, en la vida no más.

En América se trata de organizar un trayecto que va desde el cosmos, como organizador del caos original, a fin de que el hombre pueda vivir y ”no dejarse ilusionar con la civilización ficticia, sino por el contrario, reconocer su realidad viviente, desplegar en lo demoniaco y vegetal sus posibilidades, no vergonzantes ni del hedor ni del diablo y poder construir así una América madura, la que brota desde la barbarie, y no contra la barbarie”. En el continente mestizo, como dice Kusch, “la naturaleza, está primero que el hombre (…) América continúa inmersa en ese gran fondo irracional que es la naturaleza”. Entre la tensión de lo sagrado y lo profano, donde Occidente se refugia en la ciencia, el indígena, el campesino, en América, se refugia en la magia, desde los sentidos del olor y la escucha, en el umbral del hedor y la distancia amurallada de la pulcritud, mientras occidente se amparó en la culpa como organizador de la fe, América antepone la conjura como posibilidad del estar siendo.

La ciencia occidental, no puede dar cuenta de la historia particular que se vive en América, de lo más cercano a la nuestro. Donde la lógica de la negación se antepone a la ciencia verificable, donde el saber propio del pueblo latinoamericano, que es milenario, ha tenido su propia forma de percibir el mundo a través del mito y del rito. Tendiendo la historia universal a cosificar los hechos, los vínculos, generando una historia chica de un relato de dominación y posesión de las cosas; dando una historia chica que es un simple relato antropocéntrico que relata lo humano, una historia reducida y reduccionista, historia selectiva y excluyente, siendo una pequeña historia que relata solo el acontecer de los últimos 400 años europeos. Mientras la historia grande es la historia del estar-ahí, la historia de la existencia misma, que no se cuenta porque no necesita afirmaciones ni negaciones, es la historia de la especie; la historia chica es la que genera el patio de los objetos. La historia grande no tiende a una evolución, sino ha de desenroscarse naturalmente, en la vivencia del existir.

Kusch indaga sobre la identidad, desde el ser alguien como umbral de horizonte de Occidente, donde el pa’mi, posibilita la búsqueda de las cosas sagradas, en el estar siendo en un lugar, en el suelo que habitamos, punto de convergencia entre el pa’mi y el mundo exterior. Configurando la cultura como decisión, acontecer, expresión de su vivir, enajenado por el sueño occidental, idealizado y avergonzado de su propia identidad, cultura y creencias. La Estarlogía, el aporte más nombrado del pensamiento de Kusch, en su diferenciación con el recorrido filosófico del ser occidental. Donde el miedo, la ira, en América, se configuran en la espacialidad de la inquietud, en lo dinámico de la vida, rescatando el silencio, el ayuno, como nota característica del mero estar, como aporta Rodolfo Kusch, “en el fondo de todo no estoy yo, sino que estamos nosotros”.

Si los filósofos de la sospecha: Nietzsche, Marx, Freud aportaron un plus más allá de las cosas; los filósofos del sentido del acontecimiento: Heidegger, Lacan, Deleuze, Foucault aportaron lo singular como respuesta a lo universal, diferenciándose del precepto de la ciencia que va de la totalidad a la parte; Kusch, Quijano, Milton Santo, Castro Gómez aportan, desde América, la filosofía del Posicionamiento Colectivo, anclados en los supuestos que nos rodean, más cercanos a nuestra vida, para cuestionar lo obvio, para ampliar los horizontes de lo fagocitado que nos inhibe generar otro relato, otra acción, sin alteridad vanguardista, pero en comunidad.


Nota biográfica
José Alejandro Tasat - Lic. en psicología, UBA. Candidato a Doctorado en Educación, UNTREF/UNLA.  Autor de Introducción al Analisis de las Políticas Publicas UNTREF VIRTUAL,2002. Autor de Teoria de las Organizaciones y Sistema de Decisión, UNTREFVIRTUAL,2004.Autor de Análisis Situacional de las Organizaciones, EDUNTREF 2009.Coordinador de Gestión y Articulación Académica en la Secretaría Académica de la UNTREF 2012. Coordinador del Proyecto de Investigación “El pensamiento de Rodolfo Kusch”2011-2012. Coordinador de la I-II-III Jornadas el pensamiento de Rodolfo Kusch 2011-2012.
 

Nota: Atividade no âmbito do projeto "ALICE - Espelhos estranhos, lições imprevistas: definindo para a Europa um novo modo de partilhar as experiências do mundo"